Lo que aprendí de Bagan

Uno de los lugares más asombrosos del mundo es Bagan, en Myanmar (antiguamente conocido como Birmania).

Más de 4.000 templos de ladrillo rojo, pequeños y no tan pequeños, puntiagudas estupas de forma acampanada o más estilo zigurat, repartidas por una llanura de tierra roja y árboles, crean una vista espectacular, especialmente, si se contempla al atardecer desde lo alto de uno de los edificios mayores.

La mayoría de estos templos fueron construidos en tiempos de prosperidad entre los Siglos XI y XIII mezclando imaginería hindú y budista y nats (los espíritus de las tradiciones animistas nativas). Y si hay un modo de describir cómo han envejecido, diría que con gracia. Como una hermosa, señorial, vital y elegante anciana.

El actual Gobierno militar restauró el área en los '90, en algunos casos no respetando los materiales ni los estilos originales; y mientras que a la población que verdaderamente vivía en la zona se la hizo trasladarse a un nuevo pueblo cercano (Nuevo Bagán), la Junta Militar construyó también un campo de golf y un hotel de lujo para el yerno del Jefe del Gobierno (una dictadura, seamos claros).

Creo que lo que convierte a Bagan en un lugar que inspira tanta reverencia es el hecho de que se esperaba que todo el mudo, cada familia, levantase su propio templo. ¿Qué sucede cuando no te dicen que esperes la grandeza de otros sino que debes crearla tú mismo? ¿Que todo el mundo debe contribuir a hacer un lugar extraordinario?

Un poco como en el caso del Hajj, la peregrinación a la Meca: salvo en caso de enfermedad o extrema pobreza si eres musulmán se espera que al menos una vez en la vida viajes allí. Debes ampliar tus horizontes, viajar y experimentar las cosas más importantes por ti mismo.

Bagan me hizo creer firmemente de nuevo que no debemos permitir a nadie que nos convenza de que no estamos destinados a o que no somos capaces de crear nuestra propia grandeza, de que debemos resignarnos y dejar lo significativo en manos de otros.

Más rico o más pobre, más grande o más pequeño, más extravagante o más conformista;