Palabras: Enishi

縁

Una de las mejores cosas de la sociedad moderna, es que permite no conformarnos. Al menos en la mayoría de los países occidentales, si has nacido y crecido en el entorno equivocado, rodeado de gente y circunstancias que te limitan, tienes muchas más posibilidades que en otras épocas de trasladarte, conocer gente nueva y empezar de nuevo. Uno no tiene que soportar para siempre un matrimonio desafortunado o simplemente abusivo, un patrón tiránico, un pueblo de cotillas y dictadores lorquianos que no te dejan expresar tu verdadera identidad so pena de ser excluido de la sociedad y de los ingresos económicos. Estás convencido de que tienes derecho a ser independiente, a ser tú frente a las imposiciones sociales, a librarte de las influencias tóxicas incluso si estas provienen de familiares, a crecer. Incluso en gustos o intereses, si no encontramos afinidad en nuestro entorno nos es más fácil conocer a gente con la que compartimos puntos de vista, espíritu e ideas a través de internet.

Sin embargo también hemos perdido en parte algo: la sobreabundancia a veces nos hace insensibles al disfrute y la valoración de lo que poseemos. Y hay un concepto en japonés, Enishi 縁, que me lo recuerda.

La palabra Enishi tiene varios matices:

1.) destino (como fuerza misteriosa que une a dos personas)
2.) relación (amor, amistad…); vínculo, conexión
3.) lazos familiares, afinidad
4.) oportunidad de conocer a alguien y establecer una relación.

El profesor, filósofo e ingeniero Hiroshi Tasaka define Enishi como una relación para la que estamos destinados. También explica cómo el aumento de la esperanza de vida nos ha hecho actuar, en cierto modo, como si fuésemos inmortales: “Ya que según el promedio voy a vivir unos 80 años, habrá tiempo de sobra para hacer algún día lo que me propongo, el tiempo desperdiciado no es realmente tan importante porque quedan muchos días por delante y muchas más oportunidades”. Cierto es que esta mentalidad tiene sus aspectos positivos: nos libera de la angustia frente a la muerte, nos hace creer que nunca es tarde. Pero también nos hace descuidar, derrochar lo poco que verdaderamente poseemos: nuestro tiempo. 80 años son mucho menos de lo que imaginamos y el tiempo que malgastamos, no vuelve. Las oportunidades que vamos aplazando quizás nunca se vuelvan a presentar. Lo que vamos postponiendo a menudo se queda sin ejecutar, por olvido, falta de empeño o diluido el impulso entre las obligaciones cotidianas. Hemos desaprendido el disfrute y la ilusión por el momento. Tenemos puestos los ojos en un anhelado futuro mejor pero nos olvidamos de trabajar hoy a fondo por ello. Además, olvidamos que la esperanza de vida es un promedio estadístico que nadie nos asegura que alcancemos.

En cierto modo, lo mismo sucede con las personas. La supuesta facilidad para conocer “gente” nos hace olvidar que el sentido de las relaciones es ayudarnos a crecer mutuamente. Nos hace dejar de valorar a las personas que nos rodean, de disfrutar de lo que nos proporcionan y visualizar todas las posibilidades que encierran. Total, siempre habrá otra persona con la que reemplazar a esa, siempre habrá más gente. Nos hace pensar que ya habrá tiempo algún día para dedicárselo. Nos tiene convencidos, de que las conexiones más profundas con otras personas abundan y que se nos regalan a cada paso a modo de destino, sin nuestra intervención ni cuidados. Nos hace creer, equivocadamente, que todo lo que tenemos lo hemos conseguido sin la ayuda de nadie y, por lo tanto, no estamos dispuestos a proporcionársela a nadie. Nos hace olvidar la fuerza del apoyo mutuo y la colaboración, algo que no anda muy lejos de las causas de la crisis económica que padecemos, porque las castas poderosas por mucho que disientan no olvidan nunca que dependen los unos de los otros.

Lo curioso, es que esto suceda incluso con las personas con las que tenemos un Enishi más intenso y, por lo tanto, más lleno de posibilidades, con frecuencia desaprovechadas. Y es curioso también que también podamos tener un Enishi muy potente con alguien con el que chocamos: puede que esa confrontación nos haga crecer, pero si las dos personas involucradas no manejan bien la situación, tanto poniendo ambas de su parte como haciéndose respetar, puede ser un encuentro triste.

Sorprende también lo profundamente solas que muchas personas pueden sentirse en medio de las multitudes de nuestra sociedad y rodeados de cada vez de más gadgets y medios de comunicación. Recuerdo en Senegal, cómo les sorprendía el caso de una mujer europea de algo más de mediana edad que había decidido instalarse allí.

-¿Pero, no tiene nadie en su país que la eche de menos y a quien eche de menos? -preguntaban.

Independientemente de que la mujer se sintiese feliz allí, los senegaleses no comprendían que, sin ningún motivo concreto, decidiese instalarse lejos de sus seres queridos. La señora argumentaba que su hija nunca sacaba tiempo para verla o llamarla y que sus amigos hacían sus vidas, sin frecuentarla ni ayudarla en sus negocios.

En Senegal no entendían nada de lo que decía, no podían representar mentalmente el concepto de que alguien pueda estar completamente solo.

¿De verdad la defensa de la libertad individual es incompatible con el apoyo y la comprensión mutuos? ¿Es tan difícil lograr ser nosotros mismos que nos imposibilita de extraer todo el potencial que encierran esos encuentros, fruto de montones de casualidades improbables? ¿Lo es distinguir quien nos quiere bien e invierte en nosotros de verdad por encima de palabrería y cortesías sociales vacías o el propio interés? ¿No podemos encontrar un equilibrio entre el refuerzo de nuestra identidad y la defensa de nuestro tiempo y el crecer juntos?

Creo que ignorar el Enishi nos empequeñece. Yo aún me bebo toda mi leche por si acaso da la casualidad de que crezco. Y sigo reclutando piratas para mi barco.



3 Respuestas a “Palabras: Enishi”

  1. Itsa dice:

    Thank you for such an interesting thought. I recommend you the book “The Power of Now” by Eckhart Tolle. I will never ignore my enishi again! :P

  2. Laura dice:

    Gracias por el blog!! Nos encanta cómo escribes.

  3. Elena dice:

    Me ha sido imposible ignorar el Enishi que he sentido contigo al leer tu blog!! Aquí tienes una piratilla para tu barco…Espero crecer mucho siguiéndote los pasos!!!

Responder a Laura